Resumen: Esta sociedad formada entre Carmelo Unanue y la S.A. Balenciaga se constituyó el 14 de mayo de 1929, siendo su objeto social la construcción de todo tipo de buques de chapa y gabarras de transporte, tuberías para la conducción de agua, armaduras y postes metálicos, depósitos para petroleras, puentes y demás construcciones metálicas. Debido a los contratiempos a los que tuvieron que hacer frente, la sociedad no tuvo una larga vida.
Historia: Con el objeto de impulsar la construcción de buques de chapa, el 14 de mayo de 1929 Carmelo Unanue y la S.A. Balenciaga crearon una nueva sociedad al 50%, con un capital inicial de 40.000 ptas.
Esta nueva sociedad que se estableció en Arrangoleta tenía como objeto “(…) la construcción de toda clase de buques de chapa metálica y gabarras de transporte, tuberías para conducción de agua, armaduras y postes metálicos, depósitos para petroleras, puentes y demás construcciones metálicas”. En adelante ninguna de las partes podría dedicarse a lo que era el objeto de La Constructora Metálica, S.L., pero si podrían construir depósitos de capacidad inferior a 1.000 litros y en número inferior a 8, así como realizar cualquier trabajo de reparación.
S.A. Balenciaga aportó al proyecto de la nueva empresa los planos de construcción de cascos, iguales a los del encargo del armador Julio Ciganda, de Pasaia (barco botado el año 1929 por S.A. Balenciaga, con el nombre de «Julito”) y Carmelo Unanue aportó los “(..) planos de cascos del tipo mayor de buques de los construidos, para dedicarse a la pesca en los mares de Gran Sol”. S.A. Balenciaga también aportó el contrato de arrendamiento de terrenos de María Alcorta de Querejeta, en el ensanche de Arrangoleta.
A los dos días de constituirse la sociedad, con fecha 16 de mayo de 1929,
solicitaron al Ayuntamiento la autorización necesaria para construir un edificio de nueva planta en los terrenos antes citados, en un escrito firmado por Carmelo Unanue y José Ajuria. Sin embargo, el proyecto contó con la oposición de Ramón Echevarría, propietario de un terreno contiguo en el ensanche de Arrangoleta, por lo que la Corporación municipal optó por denegar el permiso solicitado. No obstante, según consta en un certificado del secretario del Ayuntamiento, José Echave, la empresa efectuó obras de construcción y ampliación de pabellones. La ampliación se refiere a parte de los talleres propiedad de María Alcorta de Querejeta. Pero el Ayuntamiento no adoptó ningún acuerdo por no causar perjuicio a los interesados.
El conflicto surgido saltó a la prensa suscitando un debate entre partidarios y detractores del proyecto. Uno de ellos, respondiendo a otro zumaiarra, en marzo de 1931, se mostraba favorable a la actividad industrial para un mejor porvenir del pueblo
“(…) pues el ejemplo de lo que puede dar de sí el veraneo sin industria tenemos bien cerca de aquí y no consentiremos nosotros los zumayanos el que por complacer a un señor queden sin sustento estas familias”. E instaba a su oponente que revisara donde se hallan las fuentes de riqueza “(…) en los pretendidos palacios veraniegos o en los palacios de los cuales salen los señores vestidos de mahón (..).” Y aportaba dos datos, uno referido a los jornales distribuidos por la empresa el año 1930, que ascendieron a 50.000 pesetas y otro el del número de trabajadores que eran 35.
Tras un largo contencioso, finalmente con el informe favorable de la Comisión municipal de Obras, integrada por Zacarías Arrizabalaga, Sotero Azpeitia, Gabriel Betondo y Alejandro Lartigue, el Ayuntamiento reconsideró su decisión y el 7 de mayo de 1931 dio luz verde al proyecto con la concesión de la autorización pertinente.
Debido al retraso en el comienzo de la actividad, por los problemas surgidos para obtener la autorización preceptiva del ayuntamiento, y a la crisis que sufrió la economía mundial a principios de la década de los 30, la sociedad tuvo una corta vida y según los datos que se conocen, el año 1933 debió cesar en sus actividades.
Características y producción: Desde el momento de la creación de la nueva sociedad, la dirección técnica de la empresa se encomendó a Gabriel Betondo Osteche,
a quien se abonó un sueldo mensual de 400 ptas. A pesar de los problemas surgidos en los primeros años de andadura de la empresa, el año 1932 contaba con una plantilla de 38 obreros.
En su corta vida, la sociedad, llegó a construir al menos siete cascos de chapa. Para el año 1933 llevaban construidos seis barcos pesqueros de entre 104 y 136 toneladas y uno de 207 toneladas.
El mayor de ellos, el “Chakartegui I”, era un barco de carga de 207 toneladas y 30,06 metros de eslora, construido, en 1932, para el armador Cruz Chacartegui,
de Lekeitio. Es de señalar que al acto botadura acudió una nutrida representación de la familia Chacartegui y que la bendición del barco corrió a cargo del sacerdote Eustasio Arritola Chacartegui, el cual ocupó el cargo Delegado del Gobierno Vasco, en Nueva York, por breve periodo entre los años 1946 y 1950.
Los otros seis barcos fueron pesqueros, los dos últimos, el ‘Iparreko-Izarra’ y el ‘Goizeko-Izarra’ construidos en 1933, para la casa armadora Sarriegui, Sagarzazu y Cía., de Pasaia, que durante la Guerra Civil formaron parte de la Marina de Guerra Auxiliar de Euzkadi, adaptados para labores de protección de pesca y vigilancia del litoral, como bous armados.
El ‘Goizeko-Izarra’ se hundió con toda su tripulación al chocar con una mina dos millas al Este de Castro Urdiales en la medianoche del 16 al 17 de enero de 1937. El ‘Iparreko-Izarra’ corrió mejor suerte. Al evacuarse Bilbao pasó a Santoña, donde fue desartillado el 22 de julio de 1937 y luego entregado a las Fuerzas Navales del Cantábrico el 5 de agosto de 1937. Trasladado a Santander, le sorprendió allí la evacuación siendo trasladado a Gijón el 24 agosto de 1937 y más tarde a Burdeos el 9 septiembre de 1937. Permaneció en Francia durante el resto de la guerra siendo devuelto a sus armadores en 1939. Fue desguazado en 1969.
